No hay que pensar en el sujeto como algo dado, del mismo modo que no hay que pensar en la libertad como un atributo natural. ¿No será la historia de la humanidad una permanente lucha por constituirse en sujeto, un largo y nunca acabado proceso de liberación de las distintas condiciones que enajenan al ser humano? (Norbert Lechner,1986, p.9)
María Camila Márquez Cristancho
10.06.20
El conflicto y la violencia construyen, permiten y posibilitan la aparición de diversos actores sociales. Estos son el núcleo de la política, por lo que ésta, como la define el politólogo Norbert Lechner (1986), es la lucha por la construcción de subjetividades. Es importante resaltar que hay que construir una visión de la política colombiana que no distinga entre víctimas y victimarios, sino que sea un proceso de subjetivación y reconocimiento del otro. En este sentido, las líneas que siguen a continuación explorarán que el sujeto guerrillero se construye a partir de rutinas que la organización armada crea entre las que se destacan el aprender a manejar armamento, participar en operaciones militares e instruirse en un lenguaje político.
“La subjetividad supone la distancia y la formalización de las relaciones sociales, es decir, solo formalizando la delimitación entre Uno y Otro se abre el campo de la diversidad subjetiva” (Lechner, 1986, p.37). Es importante referirse a la subjetividad y formalización de las relaciones sociales porque cuando se piensa en la política se piensa necesariamente en la formalización. Si ocurre lo contrario, es decir, una sociedad que no requiera relaciones formalizadas tampoco se recurriría a la subjetividad en el sentido de que no habría límites en la espontaneidad de cada uno. Bajo este panorama es que se concibe que el sujeto guerrillero puede expresar su subjetividad mientras hay una formalización.
La formalización de las relaciones sociales, como lo argumenta Lechner (1986), se da mientras hay experiencias de discontinuidad en el sentido de que estas experiencias determinan la vida social del sujeto. Desde toda reflexión sobre la vida humana las experiencias de discontinuidad son fundamentales porque están vinculadas con las fuerzas con las que moldeamos la vida cotidiana, entre ellas, la angustia, la muerte y la violencia. En este orden de ideas, el sujeto guerrillero se formaliza por medio de experiencias discontinuas que en parte tienen que ver con las rutinas que la organización armada crea.
El informe sobre niños combatientes en Colombia de Human Rights Watch (2004) expone que el programa diario normal de un guerrillero en entrenamiento sigue una rutina altamente estructurada. Los guerrilleros de once o doce años suelen recibir una pistola o un revólver en cuanto llegan al campamento y durante el entrenamiento se les enseña a utilizar diferentes tipos de rifles pues “uno de los objetivos del entrenamiento es preparar a los niños para las brutalidades de la guerra, pues un niño habituado en la crueldad y la sangre se considera un soldado más eficaz” (Human Rights Watch, 2004, p.122). Estas experiencias de discontinuidad en el manejo de armamento están vinculadas con la violencia, la crueldad y la muerte que determinan la vida social de la construcción del sujeto guerrillero.
Todavía cabe señalar que el sujeto guerrillero visto como el biógrafo de este escrito involucra una extrema implicación subjetivista por parte del biógrafo pues como Pereira (2011) afirma “este se ve envuelto en la fantasía de pretender que la vida del sujeto contiene una historia absoluta, con principio y final propios, cronológicamente lineal” (p.109). El biógrafo intenta darle coherencia a la vida del sujeto cuando lo cierto es que toda existencia humana es discontinua, discordante y plural. Pereira (2011) dice que la biografía debe apostarle al establecimiento de hechos concretos, a la comprensión de seres humanos de carne y hueso teniendo en cuenta sus mediaciones subjetivas pero sin olvidar que hay condicionamientos estructurales que hacen parte de su existencia.
En lo que corresponde al sujeto guerrillero, los condicionamientos estructurales hacen parte del habitus al que pertenece toda vez que corresponden a una serie de rutinas que le posibilitan desarrollar habilidades en el manejo de armas descrito anteriormente, pero también en la participación en operaciones militares y la instrucción en un lenguaje político. “El sujeto hace parte de un habitus que consiste en las prácticas sociales que ha adquirido durante su formación social: allí determina ciertos tipos de comportamientos, de formas de sentir y pensar, habilidades, lenguaje, entre otros aspectos” (Bourdieu como se cita en Pereira, 2011, p. 107). En general el habitus funciona de manera inconsciente pues hace referencia a la forma en que el individuo sintetiza la sociedad en su persona.
Hay que mencionar además que dentro de las prácticas que ha adquirido el sujeto guerrillero en los condicionamientos de su estructura social se encuentra el instruirse en un lenguaje político propio de la organización armada. “Tanto las FARC-EP como en la UC-ELN, las charlas obligatorias incluyen instrucciones sobre las normas, los reglamentos y la disciplina de la guerrilla, el tratamiento de la población civil y el adoctrinamiento político” (Human Rights Watch, 2004). De igual forma, se imparten clases sobre marxismo y charlas para levantar moral sobre héroes y los mártires revolucionarios, tanto colombianos como internacionales. Estas charlas y clases constituyen una manera de formalizar al sujeto, en la medida en que lo distancian y diferencian de un lenguaje propio de su contraparte, que en este caso sería el gobierno nacional. Se busca a través de un discurso político revolucionario expresar una autenticidad y expresión de subjetividad.
Considerando lo anterior, las rutinas altamente estructuradas se materializan en actos como en el de la imagen procedente de la exposición de fotografías “EL TESTIGO” de Jesús Abad Colorado en la que se observa una mujer sentada sobre columnas de madera que parecen ser restos de lo que fuere una escuela y comando de policía en Juradó, Chocó. Es importante aclarar que las imágenes pueden producir un amplio rango de interpretaciones, que nos enseñan construcciones y no son solo representaciones. En este caso, la interpretación que se le da parte de la observación y la lectura del texto que yace justo debajo de la imágen y es que nos permite comprender cómo el entrenamiento para el combate, la participación en operaciones militares e incluso la instrucción en un lenguaje político se materializan en un caso dado y constituyen al sujeto guerrillero.
Finalizando este escrito es importante recalcar que el sujeto guerrillero puede expresar su subjetividad mientras hay formalización de las relaciones sociales, se formaliza a través de una serie de rutinas que la organización armada crea, entre las que se resaltan, el aprender a manejar armamento, participar en operaciones militares e instruirse en un lenguaje político. A través de estas rutinas el sujeto guerrillero experimenta experiencias de discontinuidad como angustia, violencia y muerte y que determinan su vida social. Cabe señalar que la vida del sujeto visto desde su biografía no sigue una línea cronológica sino que es discontinua, discordante y plural. Al final cabría el interrogante ¿cómo se deconstruye el sujeto guerrillero?
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Referencias:
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Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.
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